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No es el Estado, es el sistema

Por RIC

7 JULIO, 2024

Por Redacción De Política+

Con toda la búsqueda de cambios profundos en la Argentina, ¿Qué se esconde tras los discursos de destrucción del estado, déficit 0, ley bases, desprecio a la política desde la misma política?

No es tarea sencilla comparar países de latinoamérica, entender sus lógicas, sus estructuras, su cultura, su economía e identidad.

Si bien los organismos internacionales, además de agencias privadas evalúan cuál es la composición social de cada territorio, lo cierto es que cada uno de ellos tiene detalles variopintos que los pone en tal o cual categoría.

Por tal motivo quien suscribe desea redefinir pobreza y clase media. Argentina se ha caracterizado por una enorme masa de habitantes que durante al menos 3 generaciones sin importar quién gobierne o cual fuera la presencia del Estado, el estado de resultados del país se encontraba identificado en lo que se llama y llamó clase media.

Pero qué es la clase media? ¿Cómo la definimos?

Quisiera quedarme con la definición que aporta la historia de vida de aquellos que lean estas líneas. Sería casi un exabrupto buscar esa definición en ingresos mensuales per cápita o hablar sobre bienes y servicios que adquieren o pueden adquirir. 

Es más fácil pensar en aquella familia que con su trabajo (en algunos casos más de uno) logran ó lograron satisfacer sus necesidades básicas y, al mismo tiempo, tener acceso a salud, educación, casa propia en aquellos momentos históricos cuando la bendita Argentina presenta algún crédito para los que ni soñaban un crédito lo logren. Movilidad, acceso a la información, comer lo que uno desea y no lo que puede, poder pagar un viaje de estudios, una fiesta de 15. 

Todo acceso a lo que algunos llaman aspiracionales que en realidad son recompensas a enormes esfuerzos (en muchos casos sacrificios)

Esas conquistas (si podemos llamarlas así) implican grandes cambios en la sociedad. Vacaciones, tecnología, son algunos de los elementos que convirtieron esa gran masa de personas en clase media.

¿Acaso quién está leyendo no recuerda la primera tv de su familia? ¿Las primeras vacaciones?

Tal vez ambos casos fueron las únicas es esas infancias, pero seguro si están tras la pantalla… el futuro no llegó con las mismas necesidades que se tenían años atrás.

En la década del 30 comenzó esa idea en Argentina, más o menos cuando comenzaba la idea de Nación, pero mucho más se acrecentó durante el primer gobierno de Perón (acompañado de otros partidos políticos progresistas y con sensibilidad social) donde se incorporaron derechos a todos los Argentinos que solo gozaban las esferas más altas. 

La justicia social de aquellos años se pagaba con sangre, no solo en Argentina sino también en el mundo. Aunque la Srgentina tiene (una década después) el triste récord de ser el único país del mundo bombardeado por su propia fuerza aérea sobre sus civiles. 

Los costos de algunas conquistas generaban enorme malestar en los poderes reales. No era simpático para nada que un trabajador hasta hace algunos años casi esclavo ahora tenga vacaciones pagas, un gremio que evite que sea explotado, aguinaldo, voto femenino y otras cuestiones. 

Por eso no es el Estado, es el sistema. Porque las políticas neoliberales del hoy, modernas, con focus group y marketing en realidad buscan bajar los costos. Los costos de personas felices, felices por sentirse representadas, dignas, honradas. Personas tranquilas, tranquilas porque contaban con la plena seguridad que sus hijos podrían recibir educación de calidad y atención médica cuando fuera necesario. 

La búsqueda de cuentas ordenadas mientras aprendieron lo más indignante de alguna mala política (la corrupción), en realidad lo que intenta es terminar en un país con 50 millones de personas donde 40 millones no tengan acceso a todo lo detallado anteriormente, tampoco futuro cierto de un futuro mejor. Prometen sin descansar que hay que sufrir, perder, denigrarse para algún día estar bien, cuando en realidad la espera es que alguna vez la sociedad se conforme de ese terrible malestar ante el miedo de creer que se puede estar mejor. Si tenemos suerte las generaciones que vienen dirán cuán casual fue que estos proyectos que enajenan países no hayan prosperado en el territorio del campo fértil, todos los vientos y el cuero grueso. 

En una vista previa a esta nota que pretende una reflexión de cada lector, quien la edita tras hacer las correcciones aporta como sugerencia la pregunta acerca de ¿Que es el Estado?

Podemos encontrar cientos de definiciones, tal como de clase media. Pero intentaré definirlo con elementos más gráficos que sirvan de explicación. 

El Estado es aquel que ordena y regula lo que en un orden natural resultaría una depredación. El Estado es ese órgano que se ocupa activamente de que el agua potable llegue donde no llegaría por falta de rentabilidad a quien tiene que hacerlo, es el que entiende y ejecuta la necesidad de una ruta donde solo es para salvar vidas y no para la transferencia de bienes y servicios. porque cuando no hay estado justamente lo que pierde valor es la persona, ya que pierde derechos y perder derechos lleva a perder vidas. 

En un contexto más gráfico aún, el estado es el que hace que un jubilado no tome la mitad de la dosis de un medicamento que necesita y no puede pagar. Sino que asegura su acceso. 

Controversias hay infinitas, pero sería mucho más beneficioso para la población discutir sobre mejorar el estado que es ineficiente y mucho. Pero de ninguna manera discutir su existencia. Es contradictorio encontrarse esa discusión en quienes llegaron vivos a la adultez gracias al hospital público, se formaron como profesionales en universidades públicas, o son hijos de quienes el estado les facilitó el acceso a una vivienda.

Imagen gentileza: pexels.com

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